miércoles, 10 de agosto de 2011

Una anecdota ahí...

Recientemente, mas específicamente el día de ayer, me ocurrió un incidente de esos que no muy frecuentemente le pueden ocurrir a un ser humano común y silvestre como soy yo. Es de esos hechos que te hacen creer en una ineludible causalidad universal que conecta cada uno de nuestras acciones, y hasta pensamientos.

 
Es algo así como el FUA

Todo se remonta a una especie de concurso que anualmente organizan en el sitio donde laboro, consistente en la elaboración de un logotipo que identifique el aniversario de dicha organización. Por tercer año consecutivo, me he vuelto a inscribir para concursar en dicha  competencia, ya que no es secreto mi eterno gusto por lo relacionado con el diseño, el dibujo y técnicas afines.

En medio de todo el iterín que hasta ahora he reseñado, un compañero de trabajo que trabaja directamente conmigo, de esos que nunca te termina de cuajar ni como persona ni como compañero ni nada, que te genera desconfianza, que te dan mala espina, o dicho de otra forma, de esos que te caen como una patada en las bolas de lo MAL que te cae (con el adendum de que es MARACUCHO), pero con los que sin embargo manejas una especie de diplomacia laboral, decidió también concursar en la elaboración del logotipo.

Antes de continuar, no pretendo, haciendo la acotación sobre la región de procedencia de éste individuo, hacer una generalización malsana sobre los maracuchos, porque también los he conocido muy buenos y agradables, y hay gente de Maracaibo que me importa en demasía, pero son una mínima excepción, porque una vasta mayoría de los maracuchos, son un gigntescos cabezas de guevo. Y no defiendo ningún regionalismo, porque el caraqueño en general también es una raza digna de ser exterminada, pero los maracuchos siempre encabezarán mi lista como los principales candidatos al exterminio total a punta de bombas de pedo líquido, junto con los colombianos. Punto y aparte.

Retomando mi historia desde donde la dejé, cabe señalar que el pasado viernes era la fecha tope para la entrega del modelo o boceto del logo definitivo, y para esa fecha, el protagonista de mi relato, no tenía nada elaborado puesto que el diseñador (...) que lo iba a"ayudar", no había podido hacer nada por él.

El pasado lunes, y como por arte de magia, el muy hijo de puta se apareció con un logo que sin lugar a dudas, es candidato seguro al premio, por encima incluso del que yo diseñé, lo reconozco. El meollo del asunto es que este batracio no es diseñador, está muy lejos de serlo, y obviamente tuvo la ayuda profesional que desde un principio buscó en pro de alzarse con el premio para así alimentar su ya sobrecrecido ego.

Aquí es donde comienza el relato.

No lo puedo negar, me causó algo de estupor ver que ya mi logo hecho con Paint había sido pateado unas cuantas cuadras por medio de artimañas de un carajo que aparte de maracucho, es abogado. "Malhaya sea", me quedé pensando, pero nunca denotando ningún disgusto; todo lo contrario, elogié mucho su trabajo e incluso lo le dije que posiblemente se consagraría como ganador. Pero por dentro, me quedó esa espina que se te incrusta cuando tu esfuerzo personal de ve opacado por maniobras fraudulentas.

El asunto me quedó en mente un buen rato, pero luego lo olvidé.

Ayer martes, nuevamente volvieron esas cavilaciones a mi mente. Mi monólogo mental iba algo así como "Que bolas, este malparido tramposo se lanzó un trabajo casi profesional y me va a cagar la cara diciendome que usó solamente Power Point, no puedo tener tanta cara de estúpido para que me quiera cagar la cara de esa forma.. que bolas... pero como mierda habrá hecho para suavizar hasta los bordes de la figura, para esto, lo otro, y lo otro..." y todos los detalles que tenían su modelo y que no tenía el mío. ¿Envidia? Ni de vaina, o quizá si un poco, pero no por su técnica, sino por lo asesorado que se veía el trabajo.

Es cuando ocurre lo sorprendente del asunto. En medio de mis pensamientos, abstraido, dándole vueltas al asunto pero en mi cabeza, en mi mente, en la intimidad de una vista pérdida en el monitor de la computadora y mis audífonos, fuí interrumpido por un leve toque en el hombro derecho. Era él, justo en el momento en el que mentalmente puteaba contra toda su descendencia por tramposo.

Como es costumbre, me quité los audifonos para disponerme a escucharlo, pensando que se trataba de algo relativo a nuestras labores conjuntas.

"Préstame tu computadora un momento" dijo.

Accedí sin preguntar nisiquiera la razón por la cual mela pedía. La petición generó cierta incertidumbre en mí, mas sin embargo accedí, dándole el mando de mi PC pero sin dejar de prestar atención a lo que quería hacer.

Inicio -> Programas -> Microsoft Office -> Microsoft Power Point

Mi ceja izquierda se subió en un gesto de sorpresa: el tipo comenzó a mostrarme, en forma muy pedagógica y con una intención casi amistosa, como en efecto era absolutamente posible diseñar su logotipo en Power Point, con todos los detalles que me habían puesto a dudar.

Me sentí como un completo imbécil.

Pero esperen, ¿como JUSTO en el momento que estoy soltando sapos y culebras respecto a su persona?¿Porque interrumpe JUSTO esos pensamientos para luego desmentirlos amablemente y hacerme quedar como un hijo de puta envidioso?¿Por qué lo hizo si A NADIE le comenté nunca mis ideas sobre su idea? Y repito.. ¿Como en ese justo momento?

Falta es que el hijo de puta sea psíquico, en cuyo caso em debe tener la mamá de las arrecheras.

Y si te ladilló mi historia y no te pareció tan relevante, pues iros todos a cagar clavos.

lunes, 8 de agosto de 2011

Yo y mis guevonadas...