martes, 10 de febrero de 2009

Serie V: El Venezolano es...

BlackBerry



Una nueva moda, un nuevo artilugio, una nueva expresión de la cultura tecnológica nos invade, desde aquella empleada bancaria que dificilmente pueda ganar poco mas de sueldo mínimo, hasta aquel ejecutivo que en la cola de la autopista se dedica afanosamente a revisar las funciones de su nuevo juguete: se trata del Blackberry, nombre que hasta hace cuestión de un año y medio era bastamente desconocido por el venezolano (que en ese entonces solo conocía, cual primate milenario, solo un compendio de palabras no mayor a la cantida de monedas que tuviera para pagar el carrito por puesto: Laptop, dólares, panamá, "pleystechon", Tecnomarine, cupo, wii... Consumismo tercermundista, o tercermundismo capitalista, usted elija).

Pero es que a pesar de lo reiterativo del asunto, aun me parece increible: el VENEZOLANO, (sobre todo el simplón promedio, con aspiraciones que no van mas allá de pasar un domingo en chichiriviche), ese ser que a veces siento que odio mas que a nada en el mundo, es tan cara dura que prefiere comer empanadas de queso de almuerzo antes que dejar de comprarse el último grito de la moda "pa' pavear"... En serio, aun y que es un fenómeno sociológico ya bastante asentado en la mentalidad de esta población, me sigue pareciendo increible: Los zapatos, el plasma, la última cónsola, el último Ipod Touch... pues el BlackBerry viene a configurarse como el nuevo estandarte de la ignorancia tecnofílica que caracteriza a nuestro bravo pueblo.


Simple: no me he tomado la tarea de hacerlo, ni lo haré, pero al preguntársele a un(a) idiota de estos(as) por qué que con orgullo y preponderancia, necesita, compra, aprende a manejar y por último exhibe un Blackberry (telefono netamente ejecutivo y de negocios), la respuesta será muy simple y diáfana, distendida si se quiere: porque tiene messenger, y mas importante: no te cobran por ello.


Bingo! Cuando de gratuidad y chulería se trata, llamen al venezolano! Presto siempre a aprovechar las ofrendas que el destino tiene para su deteriorada moral y estima propia, y muy exacerbado OPORTUNISMO.


Podría inferirse que esta sarta de mala vibra de mi parte, cargando contra 4 de cada 10 pendejos que hoy en día se enorgullece de pertenecer a la generación Blackberry (al que además se le puede instalar el ya imprescindible Facebook, vale decir), es producto de la envidia. No. Posibilidades he tenido, y muchas, de hacerme con uno de estos inutiles telefonos, que a mi parecer no ofrecen mucho mas de lo que ofrece el mas pedorro de los Nokia serieN, y sin embargo todas las he dejado ir. Simple: no me hace falta. Si me quiero comprar algo inutil, al menos procuro que sea algo que me guste, y no algo que me veo arrastrado a "adquerir" (sic) por la simple tendencia de una banda de ignaros cuyos gustos se basan en lo primero que leen en un blog de tecnología palurdo.


En la camionetica, en le metro, en los puestos de perros calientes, en las tiendas, en el estadio, en la oficina, siempre habrá, de ahora en adelante, un guevón con un Blackberry.


Sentémonos a esperar la próxima moda.

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