miércoles, 8 de agosto de 2007

La doble A


“¿Un whiskey o una cerveza?”, “¡Tiempo sin verte marico!, ¿cuándo nos tomamos unas?”, “Mañana es viernes, que vamos a comprar, ¿verde o azul?”, “Vamos a salir a joder y nos tomamos unas frías”, “¿Quieres un trago?”, “Tráete la cava que tengo media caja!”... Las anteriores frases no son sino un pequeño porcentaje del repertorio del venezolano a la hora de visitar a la familia, encontrarse con amigos, planificar un viaje o con la llegada de la quincena. Recientemente el Gobierno de mi país (arbitrariamente, vale decir) sorprendió a todo mundo con un decreto lanzado a solo horas del comienzo de una de las épocas en las que el venezolano mas liba licor y se entrega a los placeres de la “rumba” y de los vicios: La Semana Santa. Dicho decreto, cual época electoral, prohibía el expendio de licores durante los días del asueto, permitiéndolo sólo durante cortos periodos de varios días. La reacción a continuación, a pesar de no ser inesperada, no dejó de sorprenderme: Reservaciones para Hoteles canceladas, estanterías de licorerías vacías, supermercados llenos de personas comprando cajas de lo que hubiera, así fuera el ron mas horrible que existe, y en general, un malestar bastante acentuado en la población que planeaba viajar o simplemente disfrutar sin necesidad de trasladarse a otras regiones. Creo que nunca antes el gobierno peligró tanto. A pesar de la medida, creo que ha sido la semana santa en la que más alcohol se ha consumido, ya que la clandestinidad, indudablemente agrega un toque mágico a las cosas que hacemos.

Toda esta reflexión me permite llegar a donde quería: el venezolano tiene vena alcohólica. Las reuniones familiares, con amigos, salir a conversar, ir a la playa, ir a acampar, salir un viernes en la noche, ir a comer, esas y muchas otras actividades, incluyen obligatoriamente, para la mayoría de los venezolanos, la presencia de bebidas espirituosas como catalizadores de la diversión propia del momento. ¿O te imaginas salir a contarle tus vainas de un mes a un gran amigo mientras se toman una manzanilla?, ¿O salir a bailar con tu novia (o novio) y mantenerte toda la noche a punta de juguitos Yukerí?. No me eximo de la culpa, por que lamentablemente entro en este grupo que a veces actúa de manera robótica ante el hecho de que disfrutar necesariamente implica tomar. Pero al menos he tomado conciencia del asunto, e inclusive en cierta ocasión experimenté que se siente salir a joder con tus panas sin permitirme nada de licor. Es horrible la sensación al principio, se siente uno como Barney, el alcohólico de los Simpsons, pero la satisfacción que se siente si logras hacerlo es indescriptible.... Igual a las semanas agarré una comemierda pero bueno... al menos me demostré que si es posible disfrutar, reírte, sentirte a gusto sin necesidad de tener que dejar la bilis en la poceta de tu casa o de donde amanezcas al día siguiente. Tomar hasta ser “otro” definitivamente no es bueno, no es divertido, es absurdo, e inclusive peligroso. Ya de por si tomar es estúpido, porque si lo que se busca es “volarse los tapones”, fuma marihuana y listo... Igual te estas matando, pero en una medida menor que si te tomaras media botella de ginebra.

Se que si fui abstemio una vez, tendré fuerza de voluntad para hacerlo definitivamente en el futuro, por mi propio bienestar... mientras ese futuro llega, seguiré comprando tercios a Bs. 1500....

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